Las cosas que callamos los padres
- Diana Vargas

- 4 ago
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago
Cuando el amor por nuestros hijos se convierte en un silencio que pesa más que mil palabras
Hay conversaciones que evitamos. Pensamientos que guardamos en lo más profundo del corazón. Miedos que no decimos…no porque no duelan, sino porque nos dan miedo las respuestas.
Como padres, cargamos con una responsabilidad inmensa.Y cuando se trata de hijos con discapacidad o que dependen completamente de nosotros, esa carga se multiplica. No por ellos. Sino por todo lo que el sistema no garantiza.

Lo que nos da miedo decir en voz alta
Esta semana hablé con varias familias que tienen hijos con alguna discapacidad. Historias llenas de amor, de entrega, de lucha…pero también llenas de miedo.Y hay una frase que se repitió en todas las conversaciones:
“¿Qué va a pasar cuando yo ya no esté?”
Una mamá soltera me lo dijo con los ojos llenos de lágrimas: “Mi hijo está postrado en cama. Depende al 100% de mí. Si yo me muero… ¿quién lo va a cuidar?”
Ese pensamiento, que muchos callamos, es más común de lo que imaginamos. Lo pensamos, lo sentimos, lo cargamos… pero no lo hablamos, por miedo a preocupar a su pareja, a sus otros hijos, a su familia. O simplemente, porque no se tiene ni idea de por dónde empezar a solucionarlo.
Silenciar estas preguntas no las borra. Ignorarlas no nos protege. Solo retrasa lo inevitable.
El problema es que cuando no planeamos, todo se vuelve más difícil para quienes se quedan. Y esa es la parte que más nos duele.
La verdad es que sí hay formas de prepararnos. No son mágicas, no son perfectas, pero son posibles. Y lo más importante: nos dan paz.
Afrontar estas preguntas difíciles no significa perder la fe en el presente. Significa amar con visión, con responsabilidad y con estrategia.
Aquí algunas ideas reales y accionables que he aplicado y puedes empezar a considerar desde hoy:
1. Identificar redes de apoyo reales
¿Quién podría asumir legalmente el cuidado de tu hijo?¿Tu familia? ¿Un amigo? ¿Una institución?No se trata solo de tener alguien en mente. Se trata de hablarlo, dejarlo claro y escrito.
2. Buscar apoyo institucional o profesional.
Investigar fundaciones, casas de cuidados, residencias adaptadas o centros médicos especializados. Sí, puede doler pensarlo, pero es parte de construir una red de contención que funcione aún cuando tú no estés, acude a terapia para ayudarte con la ansiedad que genera, contacta a alguien (como yo) para ayudarte a armar un plan.
3. Preparar una estrategia legal
Designar un tutor legal. Dejar instrucciones claras y válidas en un testamento. Determinar quién tomará decisiones médicas, educativas y financieras.
4. Establecer una estrategia económica
Un seguro de vida con ahorro puede permitirle recibir ingresos mensuales para sus cuidados.
Una propiedad puede generar renta mensual.
Un fondo de inversión o seguro educativo puede mantenerse como ingreso estable si está bien estructurado.
El miedo puede paralizar. Pero también puede empujarnos a actuar.
Lo más poderoso que puedes hacer por tus hijos es dejar claridad, no incertidumbre. El verdadero amor se construye también con papeles firmados, cuentas con nombre, seguros activos y decisiones difíciles tomadas con anticipación.
No es fácil. Lo sé.Pero acompañada es menos abrumador.
¿Qué puedes hacer hoy?
Agenda una llamada personalizada conmigo. Vamos a revisar tu situación actual y crear un plan claro, realista y personalizado, paso a paso.
Porque tus hijos merecen que su futuro esté protegido.
Y tú mereces dormir en paz sabiendo que hiciste todo lo posible.



Comentarios